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Livin in the countryside.

27 septiembre 2009

Por si me quedaba alguna duda de ello, hoy he certificado que vivo en el campo más camposo.

Resulta que me encontraba yo estudiando la letra de cambio, esa institución filosófico-religiosa de amplio contenido intelectual cuando, entre el piar de los pajaritos, el gotear de la fuente del patio y, por que mentir, el runrún de los coches que pasan por la carretera, se oye, poco a poco y de manera creciente el tradicional sonido del burro.




Un rebuzno. seguido de otro. y otro. y otro más. Vamos, que el bicho estaba deleitandose en una sinfonía salvaje de esas que te dan ganas de cagarse en su padre, en su extinción y en las utilidades más allá del servir de modelo a una pegatina identificativa de capullos al volante.




Así que con resignación, he bajado la mirada y, centrándome en mis apuntes, he pensado aquello de "spain is different", con más razón que nunca.




Aunque hablando en plata... prefiero tres burros al compás que la humareda y el rechinar de frenos del bus de la linea 25 apestando la calle cada 7 minutos (14 en fines de semana), por lo menos los primeros son mucho más entrañables oiga.

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