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Obras

13 abril 2006

fotos del flickr... copyleft (supongo)

España está llenita de zanjas... no de zanjas, de socavones, de agujeros que sin mediar palabara se colocan en nuestras aceras y calzadas dando discretamente a nuestras mercedes por la puerta de atras sin que nadie se explique que función tienen o para qué sirven, es más, cada vez que cierran una, abren otra (será cosa de la compensación y de las placas tectónicas).

Lo que si es cierto es que sorprendentemente no nos quejemos de ello: te clavan una zanja o agujero o socavón o mina a cielo abierto en la puerta de casa y lo único que te pasa por la cabeza no es coger la de dos cañones y plantarte en la puerta del despacho del concejal de urbanismo (proponiendole con muchisima educación que o se pone la zanja en casa o la zanja se la hacemos en el pecho), sino que piensas para tus adentros: "¿este tablón resistirá mi peso con las bolsas d ela compra?" y con resignación, como si fuera el tablón de los piratas y debajo estuvieran los marrajos esperando tu caida para ponerte un pirsin en el esternón, vas poniendo un pie detras de otro, rezando por que la virgen de apiade de tu estampa y no caigas al vacío (o a la canalización del gas o del cable... o mejor, del vertido).

Muchas veces, saliendo de casa, si uno va sin prisa, paro a contar todas y cada una de las zanjas que aparecen en mi camino y tengo que echar mano de los números exponenciales... tengo la certeza de que en el suelo hay esporas y que, al abrir zanjas, estas se extienden y obligan a abrir otras más...

Bueno, esta pequeñas reflexión puede servir a los demas a caminar por la calle contando zanjas; cuando lleguéis a las 1000, dirigiros a vuestro ayuntamiento más cercano y les pedís el premio: !una zanja en la puerta de casa¡ (de entrega inmediata)... si es que son unos desgraciados...

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